Hoy, un día para recordar el valor de las abejas

Nota realizada con la colaboración de Marisol Molina y Michel Delhôme*
Fotos e imágenes, cortesía de Los Caminos de la Miel.

Desde el 2017, la Organización de las Naciones Unidas declaró el 20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas, con el fin de incentivar y promover su conservación.
Sobre su presencia, a muchas personas asustan. Algunos al ver un enjambre de abejas piensan en cómo exterminarlas y buscan las maneras más horribles para acabar con ellas. No hay necesidad. Siempre hay alternativas y algo que hacer para dejarlas vivir. Un grupo de apicultores de Santa Elena se dedica a rescatarlas y a aprovechar su miel.
Parecen peligrosas. Algunas, como las africanizadas, sí lo son. Sin embargo, hay otras, ‘mieleritas’, que pueden ser tratadas sin exterminarlas. Eso hacen los integrantes del Proyecto Los Caminos de la Miel, tres ‘gomosos’ de las abejas que iniciaron hace unos años en el corregimiento y hoy dos de ellos. Ellos las recogen, las tratan, extraen la miel y las trasladan de lugares inconvenientes a otros donde puedan estar mejor. Esta iniciativa nació luego de unas asesorías que ofreció el Sena en Santa Elena sobre las posibilidades de las abejas, desde la producción de miel y la conservación del medio ambiente. Los Caminos de la Miel, como una experiencia piloto, busca investigar el comportamiento de las abejas en el territorio, estudiando nuevas técnicas para preservarlas en su nicho ecológico. También pretende realizar una campaña permanente de información a la comunidad para que no mate las abejas, pues hay otras formas de tratarlas sin que afecten a los humanos. Y es necesario insistir en no acabar con ellas, porque, según señala Los Caminos de la Miel, “existe hoy en el mundo una grave crisis en lo que respecta a la preservación de las abejas y el papel tan importante que juegan en la producción de alimentos, por ser agentes indispensables de polinización. La tala del bosque, la desaparición de las fuentes de alimentos, el uso de agroquímicos, el cambio climático y las manipulaciones genéticas han provocado la desaparición de un importante número de abejas”.

Carolina Duque (ya no está en el proyecto Los Caminos de la Miel), Marisol Molina y Michel Delhome, los tres ‘gomosos’ que iniciaron el trabajo en Santa Elena. Hoy sólo están Marisol y Michel, pero siguen haciendo la tarea.
Video Cortesía de Corantioquia.

El enjambre
“La colmena está llena de miel, polen, crías, una inquietud sacude todas las abejas, la vieja reina se agita, ha llegado la necesidad de su partida, antes de irse deja en la colmena princesas vírgenes.
Las abejas tienen varias funciones que cumplen según su edad, las nodrizas que cuidan las larvas y ninfas, las damas de honor que se ocupan de la reina, las ventiladoras que batiendo sus alas renuevan el aire de la colmena y activan la evaporación de la miel, las arquitectas, albañiles cereras y las escultoras que construyen los panales, las recolectoras que van en busca del néctar y del polen, el agua y la sal, las operculosas que cierran las alvéolos, las barrenderas que conservan la limpieza, las necróforas que se llevan los cadáveres, las amazonas que velan por la seguridad y los zánganos.
Es el “espíritu de la colmena” que fija el día del enjambrazón, cuando una parte de la colmena abandona la prosperidad y riquezas para ir a buscar lejos la incertidumbre y la penuria de un nuevo hogar. Las abejas y vieja reina abandonan la colmena solamente cuando está en su apogeo, cuando está llena de miel y de pan de abeja que sirve para alimentar las larvas y las ninfas. Antes del enjambrazón hay en la colmena una agitación insólita, las obreras terminan los preparativos del viaje. Cada una de ella se encarga de una provisión de miel suficiente para cinco o seis días. De esa miel sacarán por procedimiento químico la cera necesaria, se proveen además de própolis, resina destinada a calafatear las hendiduras de la nueva morada. La embriaguez es general salvo para las abejas que se quedaron y siguen sus labores, día de recogido, de olvido y locura, las abejas que enjambran por primera vez comen miel hasta la saciedad, van y vienen, salen, entran para excitar a sus hermanas, vuelan más alto que de costumbre, ya no son ariscas, ni defensivas, con tal que no se separen de su reina que lleva el porvenir, frenéticas se mueven de arriba abajo, la temperatura interior sube. Cuando la reina sale se cuelga de una rama o de otro soporte y se forma alrededor de ella un grueso racimo formado por miles de abejas inmóviles que esperan la vuelta de las exploradoras que han ido en busca de un lugar abrigado. Es el enjambre primario. Una vez escogido el lugar la nube vibrante se dirige en línea recta hacia ese punto y siempre remoto”**

*Grupo de apicultores del Corregimiento de Santa Elena, que brindan servicio de reubicación de nidos y enjambres, así como talleres de educación y sensibilización ambiental. Puede comunicarse con ellos en caso de encontrar en el entorno alguna población de abejas que requiera ser rescatada. Datos de contacto: Marisol Molina 314 679 17 23 – Michel Delhôme 321 692 21 67.


**Fuente párrafo entrecomillado: MAERTERLINCK Maurice, La Vida de las abejas. Ediciones Aguilar S.A Bogotá, 1983 Ese libro se puede prestar en la Biblioteca de Santa Elena.

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