Santa Elena, un territorio bajo presión (Entrega 2)

Por Ana Isabel Rivera Posada*

Nadie pensó que un acueducto que se proyectaba pequeño para una zona rural, diseñado para 512 suscriptores (una vivienda es una suscripción, independiente de cuántas personas vivan en ella), colapsara antes de tiempo. Según los cálculos iniciales de construcción en 1993, el sistema llegaría a tope en 2017, sin embargo, esto ocurrió más o menos en 2013. Esta es la situación del Acueducto Multiveredal San Pedro, que surte a los habitantes de las veredas El Plan, El Llano y una parte de la Vereda Perico, en la jurisdicción de Envigado. Y no es que se haya acabado el agua. Por fortuna, la fuente que surte dicho acueducto (la Quebrada San Pedro) tiene buenas mediciones y aforos, incluso en verano y a pesar de las obras del Túnel de Oriente, que podrían generar abatimiento (disminución) de las aguas. El colapso se debe, según la Corporación Acueducto Multiveredal San Pedro, a un desarrollo desordenado de estas zonas del Corregimiento de Santa Elena, a la falta de control urbanístico por parte de las autoridades municipales, a la infraestructura obsoleta, además de la falta de ejecución de obras de ampliación a tiempo, pues son muchos años de solicitarlas.
El sistema tiene 26 años, en los cuales se han triplicado esos beneficiarios iniciales. Hoy, el Acueducto Multiveredal San Pedro tiene 1.057 usuarios registrados, es decir identificados y que pagan mensualmente por su suscripción al sistema y por el servicio de agua. Sin embargo, se sabe de la existencia de 542 usuarios irregulares, que han sido identificados mediante encuesta, pero se cree que pueden ser muchos más, casi el doble de esta cifra (la encuesta más reciente es de 2013, lo que hace pensar que la cifra ya aumentó dramáticamente).
Esto es grave, si se tiene en cuenta que, algunos de los 1.057 que pagan por el servicio, tienen en sus predios varios empalmes internos para brindar agua a otros habitantes de manera irregular. Son esos casos en los que las personas han construido más casas en sus propiedades y sin una instalación legalizada ante la Corporación del acueducto, han conectado esas nuevas viviendas de manera irregular y hasta les cobran por ese servicio. Así las cosas, se incrementan los consumos de un solo suscriptor, pero la realidad es que, en lugar de una suscripción para una sola familia, puede haber, dos, tres, cinco, varias o hasta 28 familias pegadas de una sola instalación, como se ha identificado. Así no hay sistema que aguante, ni en Santa Elena ni en ningún otro lugar del planeta. Y hay que recalcar que si un suscriptor comparte agua con otro usuario eso se considera un acto ilegal según la ley.

Para un pueblo caliente
El Acueducto San Pedro fue construido por el Municipio de Medellín y Empresas Públicas de Medellín en 1993. Fue diseñado para 512 usuarios, calculando un consumo de 32 metros cúbicos por conexión, es decir el previsto para un lugar de tierra caliente como Caucasia o Tarazá, o sea exagerando la capacidad. Como en el primer año (1994) no se llegó siquiera a un promedio de 8 metros cúbicos por instalación, se decidió ampliar el servicio a la zona de la Vereda Perico de Envigado y se completaron 800 conexiones, aún sin el consumo proyectado inicialmente.
Pero este acueducto también sufre otro mal. La tubería se fue poniendo más angosta y estrecha por un fenómeno que se llama colmatación y se redujo de seis (6) pulgadas a dos (2), lo cual fue disminuyendo la capacidad de transporte de agua desde la planta hasta donde se bombea para los hogares. El sistema estaba sobrediagnosticado y varias veces las directivas solicitaron la ampliación al Municipio de Medellín sin recibir respuesta.

Se agota
Lo que la comunidad en su desespero por la falta de agua llama racionamiento, para la Corporación de Acueducto es desabastacimiento. Y hay diferencia en los términos: racionamiento sería si la entidad tuviera que cerrar válvulas y poner unos horarios de suspensión del servicio por sectores; desabastecimiento, es sencillamente, que el agua no alcanza, se acaba, no surte a todos, no porque la quiten, la suspendan o la racionen sino porque se agota antes de satisfacer a todos y cada uno de los 1.057 suscriptores regulares del servicio que presta el acueducto. “Esta entidad nunca ha racionado el recurso, la verdad es que el líquido se agota. Hay zonas donde la gente tiene el servicio 12 horas, otras en donde apenas cuenta con el agua por dos horas y esto depende de la altura a la que viva (la cota), porque el que está más abajo es el que tiene más posibilidades de tener el servicio por más tiempo. Eso significa que el asunto es dramático, por ejemplo, en La Morena, una de las zonas más altas de la Vereda El Plan. El agua no se agota en la fuente, sino en los tanques, pues la infraestructura no da para tener en la planta la cantidad de agua que están consumiendo los usuarios, los suscritos al sistema y los irregulares”, dice el Acueducto.
Según le explicó a VIVIENDO SANTA ELENA la Corporación de Acueducto, antes de la ampliación (obras que ejecuta la empresa Casco) había un tanque de 136 metros cúbicos, de ahí se bombeaba a otro tanque de 50 metros cúbicos que abastecía a los usuarios. Sin embargo, por la capacidad limitada, a este tanque de 50 metros cúbicos apenas le estaban bombeando 36 metros cúbicos, lo cual indica que, sin recurso suficiente, se agotaba antes. Esto se agrava porque en las zonas bajas, que tienen menos desabastecimiento, algunas familias tienen sus propios tanques de almacenamiento y recogen agua, dejando sin el vital líquido a esos habitantes que están en las zonas más altas. Otro inconveniente es que, una vez se acaba el agua, el tanque principal (el de 136 metros cúbicos) se demora aproximadamente 14 horas para llenarse nuevamente. Dicho tanque se vacía muy pronto, pero es lento para el llenado. A esto se suma la falta de conciencia de muchos habitantes y de quienes suben a pasar el fin de semana en las fincas, pues lavan carros, riegan jardines y desperdician el agua que no alcanza a llegar a los sectores más altos.
Todos estos inconvenientes, se espera, deben quedar solucionados con las obras de ampliación, en primera fase, que termina la empresa Casco Ltda. (Vea Ampliación del acueducto, un calvario que aún no terminahttp://www.viviendosantaelena.co/ampliacion-del-acueducto-un-calvario-que-aun-no-termina-entrega-1/ ).

Incremento mal recibido
Muchas inconformidades tiene la comunidad con la corporación que maneja el acueducto. Una de ellas, el incremento en las tarifas en 2018. La entidad explicó que la metodología para aplicar las tarifas la define la Comisión de Regulación de Agua Potable (CRA) y la que estaba aprobada era un proceso de 2004 (mediante Resolución 287 de 2004). Las tarifas que aplicaba la Corporación de Acueducto eran aquellas hasta que la CRA dispusiera algo diferente y efectivamente en diciembre de 2017 (Resolución 825 de 2017) determinó un incremento, a pesar de que por ley debe emitir una resolución en este sentido cada cinco años y no lo hacía desde 2004. Aunque la Corporación solicitó hacer un incremento gradual para que no fuera muy traumático y de golpe para los usuarios, la CRA no lo permitió y los nuevos incrementos se aplicaron el 1° de julio de 2018. Según la entidad, suben el cargo fijo y el valor del metro cúbico de agua. Para el caso de Santa Elena y los suscriptores del Acueducto Multiveredal San Pedro, el cargo fijo subió 18.1% y el valor del metro cúbico de agua pasó de 1.127 pesos a $2.266. Hay que recalcar que las tarifas se ajustan de acuerdo con los parámetros que define la CRA y según explica la Corporación de Acueducto, hay años en los que no sube como hay otros en los que puede subir hasta dos veces. Lo que el usuario paga depende en buena medida de su consumo, pues el cargo fijo no varía, pero el número de metros cúbicos que consume cada mes sí puede cambiar, de acuerdo con el uso eficiente o no que haga del servicio en su casa. El promedio normal de consumo de un usuario es de aproximadamente 11 metros cúbicos al mes.

Foto Cortesía Plan Especial de Ordenamiento Corregimental de Santa Elena (PEOC), 2011.

Los irregulares
Al indagar sobre las estrategias o acciones que se han desarrollado para lograr la incorporación de esos usuarios irregulares (los que están pegados a empalmes internos de un suscriptor legal), la Corporación de Acueducto Multiveredal San Pedro le contó a VIVIENDO SANTA ELENA que, una vez están identificados esos irregulares, se llama al suscriptor que los conectó, que es quien está cometiendo la infracción, se le explica la norma, las consecuencias de continuar la situación y se le da un plazo para que esos otros interconectados se acerquen a la entidad a normalizar su situación. Todo esto se hace en asocio con Corantioquia (entidad ambiental), pero aquí se presenta otra dificultad. Para poder regularizar la prestación del servicio de agua a los que hoy son irregulares, el usuario debe tener permiso de vertimientos otorgado por Corantioquia. Si esto no se cumple, el acueducto no puede autorizar el servicio de agua. Para poder normalizar su situación ante el acueducto, la Corporación solicita al interesado el certificado de estratificación para poderlo clasificar según el estrato que tenga la vivienda (lo gestionan en el Departamento Administrativo de Planeación, en La Alpujarra); el permiso de vertimientos (que lo da Corantioquia) y los documentos que acrediten la titularidad sobre el predio. De esos 542 irregulares identificados, 38 usuarios se suscribieron al sistema de manera legal y con documentos al día durante 2018.
Con este panorama, la Corporación Acueducto Multiveredal San Pedro afirma que, más que disponibilidad y transporte del agua, el problema de Santa Elena es de aguas negras y vertimientos, pues ya hay contaminación en varios sectores. “Hay sitios densamente poblados, saturados de vertimientos que ya tienen aguas negras por vía pública, asunto que se ha expresado a Corantioquia para que se definan soluciones alternativas o se hagan pequeñas plantas de tratamientos por zonas y se puedan dar esos permisos, porque de lo contrario, el territorio puede colapsar”, explica. Agrega la entidad que también hay vacíos jurídicos que son aprovechados por quienes toman el agua de manera irregular, pues según la norma, en este caso el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), hay polígonos donde, para tramitar la conexión de agua, se requiere permiso de la autoridad ambiental y otros donde no, lo que genera confusión y se presta para irregularidades en el territorio. “Adicionalmente, la corporación siempre es la que queda mal, pues es responsable, y puede ser sancionada por ello, de los usuarios que se conecten al sistema de manera irregular. Hay gente conectándose como hormigas todos los días, no sólo a través de empalmes internos sino directamente a las tuberías que llevan el agua a los diferentes sectores”, dicen.

Entrega 3: Cuando el agua de otros importa cinco.

*Comunicadora Social – Periodista, directora del Periódico VIVIENDO SANTA ELENA desde el año 2008.

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