Las alarmantes cifras de inseguridad alimentaria en Antioquia
Por Ibeth Cristina Cortés Mesías*
En Antioquia, 1.7 millones de personas tienen una dieta pobre o limitada, cifra que lo convierte en el departamento con mayor población en situación de inseguridad alimentaria del país, según datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La expresión inseguridad alimentaria se refiere a que alguien no tiene acceso o no puede comprar suficientes alimentos o adecuados alimentos nutritivos para su salud y bienestar general.
Los resultados de la evaluación sobre seguridad alimentaria, realizada por el PMA, revelan que en Colombia el 30% de la población (15.5 millones de habitantes) padece de inseguridad alimentaria. Si bien Antioquia, con un 26% de inseguridad alimentaria, no aparece entre los departamentos más afectados, al tomar los números absolutos o la cantidad de personas, sí encabeza la lista al registrar 1.7 millones, seguido por el Distrito Capital de Bogotá con 1.5 millones y Córdoba con 1.3 millones.
Las cifras fueron presentadas durante el Foro CES País. Hambre Cero, realizado por la Universidad CES, en el que se expuso el estudio. Durante el evento, Rosella Bottone, directora adjunta del PMA, expresó que “los resultados no son alentadores. Estamos en una situación preocupante para el país y lo que más nos inquieta no es sólo la situación actual, sino la perspectiva a futuro”.
Maromas para que rindan los alimentos
El 51% de los hogares en Antioquia -y en Colombia en general- se encuentran en situación de seguridad alimentaria marginal, lo que indica que tienen acceso a los alimentos, pero deben usar estrategias de consumo. Mónica María Calderón, coordinadora del Área de Análisis de Vulnerabilidad y Mapeo del PMA, aseguró que esta condición es alarmante, ya que hace vulnerables a las familias de caer fácilmente en condiciones de inseguridad alimentaria, ante choques o situaciones adversas (inflación, recesión, desastres, desempleo, entre otros).
En muchos hogares deben desarrollar estrategias o actividades para satisfacer sus necesidades de consumo. En el caso de Antioquia, el 66% opta por comer alimentos menos preferidos, es decir que los cambian por aquellos que resultan más económicos; el 46% decide reducir las porciones de las comidas, mientras un 36% disminuye el número de alimentos al día. El 30% debe comprar los alimentos a crédito y el 18% limita las porciones diarias de los adultos para compartirlas con los niños.
Las causas
Existen distintos factores asociados a la situación de hambre o inseguridad alimentaria que padecen muchos hogares. Algunos, tienen que ver con hechos que se presentan desde hace años (factores estructurales), como la pobreza monetaria, la desigualdad y el conflicto armado -el cual se identifica como uno de los principales causantes-.
El PMA también relaciona las causas con factores que tienen que ver con sucesos coyunturales, tales como el impacto de la pandemia por Covid-19, por la cual cerca del 60% de los hogares manifestaron haber perdido una parte de sus ingresos. Además, se mencionan los altos índices de inflación que generan alzas en los precios, así como la guerra de Rusia y Ucrania, que impacta en los costos y disponibilidad de insumos agrícolas e importación de alimentos, entre otros.
Otro aspecto importante para mencionar es la pobreza, pues entre menos ingresos recibe la familia mayor es el nivel de inseguridad alimentaria. En Antioquia la mitad de la población (50%) vive en condiciones de pobreza y un 13% en pobreza extrema, lo que sin lugar a dudas lleva a que en los hogares sea difícil el acceso a las tres comidas diarias.
La brecha afecta más a las mujeres
Los resultados del estudio del PMA muestran que existen condiciones que pueden aumentar el riesgo de caer en inseguridad alimentaria, como ser víctimas de desastres o conflicto armado, jefes de hogar con alguna enfermedad o discapacidad física, así como el género y nivel educativo de los jefes de hogar.
En el 55% de los hogares de Antioquia la jefatura es masculina, el 42% femenina y el 25% compartida. En aquellos casos en los que la mujer es cabeza de hogar, el nivel de inseguridad alimentaria es mayor, con un 31%, mientras que si es hombre presenta un 20%. Estos datos muestran una clara desigualdad entre hombres y mujeres, en términos de educación y acceso laboral también, indicó Mónica Calderón. Quienes tienen menos estudios y desempleo son quienes presentan mayor vulnerabilidad en relación con la inseguridad alimentaria. Es particularmente preocupante que esta brecha sea mucho más amplia para las mujeres, es decir son ellas quienes menos acceso tienen a estudios y a empleo y son las que más padecen inseguridad alimentaria si son cabezas de familia.
Además, el PMA indica que los hogares en los que hay niños y niñas menores de 5 años, la inseguridad alimentaria aumenta.
Acciones deben ser inmediatas
La directora adjunta del PMA resaltó que muchas veces “el hambre no espera” y se necesitan acciones inmediatas, con alimentos o en algunos casos con ayudas monetarias, pero éstas son soluciones a corto plazo.
Para el largo plazo se requieren acciones como fortalecer los programas de protección social, entre los que está el Programa de Alimentación Escolar (PAE), que impacta la nutrición de los niños y su permanencia en la educación.
Otras acciones pueden ser vincular los programas de protección social con la producción local para fortalecer a los pequeños productores, crear medios de vida a través del apoyo a emprendimientos para generar ingresos a largo plazo y ayudar a los hogares a enfrentar las consecuencias del Cambio Climático, ya que éste puede afectar su seguridad alimentaria.
*Practicante de Periodismo de la Universidad de Antioquia.