Así podemos conservar el agua de Santa Elena, experiencias en otros lugares (Entrega 6 de 6)

Por Valentina Arango Correa*
Desde 2011, en San Pedro de Los Milagros, Norte de Antioquia, Hernán Arango decidió convertir su finca El Balcón en un proyecto de ganadería sostenible. Cuando llegó allí, hace 32 años, este lugar era un desierto verde, una pradera para alimentar ganado, pero arrasar con el bosque y establecer pastos se convirtió en un asunto del pasado. Era más costoso para el medio ambiente en relación con el daño y también para el campesino, en referencia con los gastos de sostenibilidad.
Debido a lo anterior, Hernán adoptó un sistema de cultivo agroecológico en el que la naturaleza se renueva por sí misma, convirtiéndose en solución a problemas ambientales que develan la necesidad de que las prácticas ganaderas tengan protocolos éticos con el medio ambiente.
Es así como lideró acciones como la implementación de sistemas silvopastoriles que reducen la huella de carbono, la reforestación y cuidado de los bosques nativos que garantizan el agua necesaria para su finca, junto con la proliferación de la fauna, el uso de energía solar y la manera en que buena parte de las construcciones son hechas de material reciclado. Estas son sólo algunas de las prácticas que demuestran el impacto de proyectos sostenibles para el desarrollo comunitario de una región.
Así como Hernán ha buscado hacer de su terreno un lugar amigable con el medio ambiente, que permita mantener y conservar todos los recursos, incluyendo el agua, en el mundo hay otras iniciativas que podrían ser útiles para mitigar la problemática actual en Santa Elena.

La reforestación es una de las más importantes opciones para conservar y mantener el agua.
Un sistema de riego por goteo puede ahorrar agua. Foto tomada de Pixabay.

La Gobernanza del Agua
Una fuerte sequía que se agudizó desde 2006 en Australia, obligó a que se tomaran acciones de todo tipo para conservar el recurso del agua. De ahí, que éste sea el país donde existe, incluso, una autoridad nacional que vela por el cuidado de las cuencas, impide la sobreexplotación del recurso y prohíbe prácticas ilegales. Según la revista El correo de la Unesco, en su tercera edición de 2009, en los campos de Australia se adoptó otra medida: “Los agricultores reemplazaron los canales abiertos costosos y las rampas de aspersión aérea por un sistema de irrigación gota a gota controlado por ordenador”. El agua se destina ahora, para regar sus cultivos de frutas y las verduras.
Este país, como referente, lleva al tema de la necesidad de una forma de gobierno equilibrada que permita conservar el agua en Santa Elena. En el caso colombiano, por ejemplo, el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible lo menciona como uno de sus objetivos para el fortalecimiento institucional del agua: “La gobernanza del agua se posiciona hace una década como una nueva forma de comprender y realizar la gestión integral del recurso hídrico para el país, en el cual se asume la importancia de involucrar a todos los actores del agua en la transformación de las problemáticas socioambientales asociadas a este recurso, en donde se colocan en disposición las diversas capacidades, herramientas, competencias y condiciones de los involucrados en función de los propósitos comunes que se acuerden”.
María Estela Pineda, integrante del Consejo de Cuenca del Río Negro, menciona que es muy importante que los acueductos participen de esta gobernanza desde la gestión de la Cuenca, que para el caso de Santa Elena es el Río Aburrá (Río Medellín). Según ella, “sin la gobernanza del agua no es posible ordenar una cuenca y esa gobernanza es entendida como la participación social empoderada por el derecho fundamental al agua”. Además, hace un llamado a que fortalezcan sus facultades y herramientas para planificar el territorio con la inclusión del recurso hídrico como un factor determinante de este ordenamiento.
En esta forma de relacionarse, el Estado funciona como el facilitador de las relaciones con los diversos actores sociales, tales como acueductos, grupos sociales y habitantes, para definir salidas conjuntas a las problemáticas o conflictos alrededor del agua. “Por lo tanto, la gobernanza comprende procesos formales e informales y mecanismos de negociación, concertación y toma de decisiones que están en constante cambio y adaptación de acuerdo con contextos culturales, sociales, económicos, políticos y biofísicos de los territorios”, tal y como se declara en el portal web del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible.

La Gobernanza del Agua habla de concertación y articulación entre diferentes actores del territorio para la gestión del recurso agua. La Mesa de Acueductos y Seguridad Hídrica de Santa Elena es un ejercicio encaminado en ese sentido.

Algunas opciones
Aquí les compartimos algunas alternativas que pueden ser útiles para el cuidado del agua. Según la Fundación Louis Bonduelle, “la permacultura es el arte de diseñar espacios de vida, territorios funcionales, profesiones y vidas ricas en significado, inspirados en la naturaleza”. Es una estrategia que permite cuidar de los seres humanos, de la tierra y ayuda a compartir equitativamente.
Un sistema de permacultura funciona, por ejemplo, como un cultivo en forma de patrones de la naturaleza, puede ser como una flor. Para aprovechar el agua, es canalizada en sus ramificaciones y almacenada o dirigida hacia áreas que no se inundan y se beneficien, tales como las huertas caseras.
Asimismo, pueden concebirse los techos de las casas como canales para transportar el agua lluvia y esparcirla hasta los cultivos. Incluso, en aquellos lugares donde hay trucheras o un espejo de agua, su acumulación funciona también para filtrar contaminantes, reflejar la luz, ser barrera contra incendios o servir de hábitat para la flora y la fauna local.

Imagen de un cultivo con técnica de permacultura. Tomada de Edured.

El atrapanieblas
También llamado captanieblas, es un sistema que, según la Fundación Aquae, “se utiliza para captar las gotas de agua microscópicas que tiene la neblina para transformarla en agua que se puede usar”.
En la zona norte de Chile fueron pioneros con su uso. Son unos paneles que atrapan las partículas de agua de la niebla y hacen que se concentren hasta convertirse en gotas de agua. Durante una noche, un metro cuadrado de estos, puede absorber de tres a cinco litros de agua, dependiendo de la humedad de la zona.
Es una forma creativa de recoger agua y así evitar las sequías que azotan diferentes partes del planeta y pueden ser replicables en Santa Elena, donde también hay bastante y constante neblina.

Trampa de niebla. Foto extraída de Fundación Aquae.
Santa Elena es ideal para colectar agua desde la neblina, pues es un territorio que cuenta con niebla permanente.

Relacionarnos mejor con el agua
Alejandra Jiménez, activista ambiental y co-creadora de la ONG Saving The Amazon, hace una reflexión al respecto de lo que considera más importante para encontrar soluciones a la cuestión del agua en Santa Elena: “Hay que aprovechar que es una zona rural y ver que existen múltiples formas con las que se puede conservar el agua”, dice que una de estas formas es “captar el agua lluvia dentro de las fincas y mejorar el manejo de las aguas residuales”.
Con esto se refiere a que, no es solamente pensar cómo vamos a hacer que alcance el agua, sino qué vamos a hacer con el agua que sobra, ya usada, el agua que sale. Según ella, está demostrado que, por medio de las plantas, el agua se puede purificar. Para eso, hay que evitar que llegue nuevamente a las fuentes hídricas y se debe procurar que termine dentro de la misma tierra, ya que ésta hace su propio proceso de limpieza.
Así como Hernán ha hecho de su hogar uno con el menor impacto posible en la naturaleza, lo ideal es buscar alternativas que permitan proteger todo el ecosistema. “Prestar atención a lo que hacemos con el agua es supremamente importante, porque permea todo lo que hacemos en nuestra vida. El agua es un elemento vital que compartimos con todos los seres vivos, que hace parte de nuestro cuerpo, que necesitamos para sembrar alimentos, para consumir, para todo”, dice Alejandra Jiménez. Preservar el agua, darle un buen uso y no destruir sus fuentes, es una forma positiva de saber relacionarnos con lo que nos da la vida, con la vida misma.

El agua lluvia es otra manera importante de recoger el preciado líquido. Foto tomada de Pixabay

*Periodista en formación de la Universidad de Antioquia. Apoyo al proyecto Consciencia por el Agua, Estrategia Ganadora de la Convocatoria Medellín Palpita desde sus Territorios 2022, de la Alcaldía de Medellín.

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