Todo, menos quietos

Preocupa la situación de Santa Elena hoy. Sin embargo, preocupa más el silencio de algunas entidades que, a pesar de lo evidente (que hay que entrar a confirmar con estudios, por supuesto), continúan afirmando que “no tenemos responsabilidad en el tema de las grietas que se presentan en la centralidad”. Y puede ser real, en la centralidad confluyen otros problemas de aguas perdidas, inestabilidad, sobrecarga, obras recientes, obras actuales, eso es claro. Pero, así y todo, hay que estudiar antes de poder decir, “eso no tiene nada que ver con nosotros”, como ya se escucha con muchas ganas de evadir responsabilidades.

Como nuestro deber es recordar, insistir, hacer veeduría, informar con veracidad y publicar todas las versiones, volvemos a insistir (sí, de nuevo) en que no sólo la parte central es la afectada. Recalcamos que conocemos de afectaciones en zonas como Media Luna, El Plan, El Cerro, San Ignacio, El Progreso, La Quiebra y Sajonia y todo eso sin tener en cuenta los vecinos de la comuna 9, apenas cuando la vía hacia el corregimiento empieza a subir y cuyas organizaciones sociales ya han hecho varias reclamaciones por grietas y cimbronazos constantes, con poca respuesta oficial.
Y lo técnico hasta ahí. Hay un asunto aún más preocupante: el miedo. Sabemos, como dicen los mayores, que ‘el miedo no tiene calzones’, para indicar que cuando se siente miedo, ahí está y punto. El miedo hace que una persona, una familia, una organización no sea capaz de decir, hablar, manifestar, exponerse para contar lo que pasa y pueden ser muchas las razones. No se juzgan las razones.

Para el caso reciente, de grietas y averías, algunos dicen que les ordenan evacuar y les cierran el negocio, los hacen desocupar la casita y les afectan gravemente la economía. Y tienen razón. Sin embargo, hay que reflexionar sobre el tema pues está el mayor valor de todos que es la VIDA. Si no hay vida, ¿qué queda? Y les invitamos a preguntarse: ¿Pueden ustedes arriesgar su familia, su patrimonio, su actividad económica por no denunciar, por no reportar un daño en una edificación? Pueden pasar cosas peores y, Dios no lo quiera, alguien que no denunció de pronto ser afectado por una tragedia que pudo evitarse al presentar la información a tiempo. Es para pensar. No se trata de tirar al agua a nadie, pero sí creemos que hay que reportar, a conciencia, los lugares donde hoy se presentan daños y averías en el corregimiento. Eso permitirá a las autoridades saber hacia dónde deben enfocar los estudios, conocer qué causa los daños y también prevenir y atender para preservar las vidas humanas, como es la misión de las entidades que acompañan este tipo de eventos. Por lo demás, esas mismas instituciones oficiales deberán resolver y acompañar la situación socioeconómica de quien reporta y dependiendo de la gravedad. Que los mandan para albergues y los desacomodan de sus casas o negocios, sí, pero, de nuevo, ¿qué es primero? Sinceramente, nosotros insistimos y creemos que la VIDA. Hay que pensar con conciencia y esperar a que todo se resuelva de la mejor manera, pero también dejarse ayudar y acompañar. Después de todo, no reportar no garantiza nada y sólo ahonda la irresponsabilidad de quienes posiblemente causan este tipo de dificultades. Al no reportar, usted permite con su omisión que las entidades responsables (lo que se verifique con estudios) ‘pasen de agache’ y puedan continuar afectando la vida y los bienes de la comunidad sin ningún control. Por eso, les invitamos a hacer todo lo posible y jamás a quedarse quietos. El tiempo del silencio ya pasó, ahora hay que hablar, por el bien suyo, el de su familia y el del corregimiento.

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