Marchante

Por John Bairon Nieto Pinilla*

Curso de Géneros Periodísticos, Programa de Comunicación Social, Universidad Católica Luis Amigó. Este ejercicio de escritura de artículos de opinión fue acompañado por la docente Diana Carolina Zapata Vallejo.

Te levantas de cama. Te lavas los dientes y la cara. Enciendes la televisión. Otra desgracia ocupa los noticieros. Te llenas de indignación. Te vistes. Sales de casa con rumbo al centro de la ciudad. Le has dicho a tu madre que volverás, sin saber si puedes mantener tu promesa. Llegas al lugar acordado. Quemas, canciones y uniformados conforman el panorama. Calzas tu cabeza con una camisa. No toma mucho tiempo antes de que empiecen a llover los disparos. Corres en dirección contraria de los disturbios. Piedras, escombros y palos son tu armamento, si debes usarlos. Pancartas y arengas complementan la indumentaria. Como tú, muchos otros hay de tu lado.
Te topas con un escudo humano de policías. Te paras frente a uno de ellos y escupes su rostro. Le gritas que es un asesino, aunque no sabes tú si ha matado a alguien.
Desde el cielo caen las bombas. El gas se adueña del escenario. Con los ojos convertidos en cenizas intentas correr, pero no sabes en qué camino. Buscas ayuda, pero lo único que encuentras son ecos distantes de insultos, mientras los que estaban de tu lado se alejan. Si no te vieron o si el miedo les apagó el valor es algo de lo que no tienes conocimiento. Te tambaleas en la calle. Tal vez alguien te esté grabando, pero nadie responde a tus súplicas. Una bala perdida encuentra tu cráneo. El silencio interrumpe tus pensamientos. Caes al asfalto, ya inerte, pero de tu muerte aún nadie da noticia. Mientras el humo se disipa otros avistan tu cadáver. Pronto llegan los paramédicos a recoger lo que ha quedado de ti. Mientras te levantan del suelo otros lloran con cámara en mano, aunque ninguno de ellos conozca tu identidad. Tu deceso ocupa los titulares. Una investigación se abrirá para conocer el origen de ese disparo.
Tu historia se viraliza. No puedes saberlo, pero tu muerte ha indignado a otros. Periódicos, redes y televisión circulan fotografías de la persona que un día fuiste. Una semana o dos estarás en la prensa antes de que te consuma el olvido. En televisión te vio alguien, tras despertar de su cama. Ya habiéndose lavado los dientes y la cara, ahora se viste. Y luego sale de casa en dirección a la marcha.

*Estudiante de segundo semestre de Comunicación Social en la Universidad Católica Luis Amigó.

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