Tanta diligencia para BernaVento, tanta lentitud con Santa Elena

Guardadas las proporciones, las emergencias o las tragedias nunca son iguales. Sin embargo, uno sí se pregunta por qué la atención para unas es más pronta e integral el acompañamiento a sus afectados que para otras. Nos referimos a la situación del Edificio BernaVento en la Loma de los Bernal y a la dificultad que se vive en varios sectores de Santa Elena por las grietas y averías en la iglesia del parque principal, casas y locales de comercio, aún con causa desconocida. Hay diferencias en tratamiento y atención y aunque, reiteramos, guardadas las proporciones, no son iguales ni presentan las mismas consecuencias, las dos comunidades hacen parte de los ciudadanos que el Municipio de Medellín debe atender con celeridad y medidas adecuadas.
La emergencia en BernaVento, aunque viene dando alertas desde hace un poco más de dos años, se evidenció de nuevo el 28 de marzo, cuando los ingenieros que estaban repotenciando el edificio manifestaron crujidos extraños y se determinó su evacuación definitiva. Los propietarios habían salido de manera voluntaria desde 2016 para su repotenciación, sin embargo, pasado este tiempo el edificio tiene más fallas y el riesgo de colapso es inminente. El 13 de abril la Alcaldía de Medellín declaró calamidad pública en el sector y solicitó un estudio urgente a la Universidad de los Andes para valorar las condiciones de la estructura y esperar sus recomendaciones. El 20 de abril, el alcalde Federico Gutiérrez anunció la decisión de demolerlo, con base en el estudio hecho por la Universidad de los Andes e indicó que se hará mediante implosión, como se ejecutó con el Space que, a propósito, tenía el mismo calculista que este edificio de la Loma de los Bernal (Jorge Aristizábal). En este tiempo, mientras se espera la implosión, la Alcaldía viene realizando una jornada de caracterización de los afectados, para saber quiénes son, qué hacen y tener diagnosticadas las afectaciones a estas familias. Eso en la Loma de los Bernal.
En Santa Elena ha sido otra cosa. Pasado un mes largo de la evidencia de la emergencia en Santa Elena, se desconocen las causas de las grietas y averías y más bien, las entidades que han sido consideradas como posibles responsables han ido manifestando que lo que ocurre hoy en diversos sectores del corregimiento no tiene nada que ver con sus obras o construcciones.
El 23 de marzo fueron evacuadas por el DAGRD la iglesia de la parte central, tres viviendas y un local comercial. Se conformaron mesas de trabajo con las entidades involucradas y el DAGRD dijo que el estudio lo contrataría la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), pero se desconoce con qué empresa, entidad o Universidad. No es la Universidad de los Andes en todo caso, eso sí está claro y todo, a pesar de que la comunidad insistió e insiste en que sea un ente neutral que no tenga vínculos con ninguna de las entidades contratantes. Se dijo en esas reuniones con los afectados que se estudiaría solamente la parte central porque no se consideraba importante revisar otras zonas del corregimiento. A la fecha (abril 30) no se ha revisado la situación de otras familias afectadas en las veredas Media Luna, parte central, El Plan, El Cerro, San Ignacio, El Progreso, La Quiebra, el sector de Sajonia. No se ha hecho una caracterización sobre sus necesidades socioeconómicas en caso de que las grietas aparecidas se agranden, deban salir de sus casas o negocios y no tengan forma de sustento. No se sabe qué pasará con ellas, ni con las del parque, a puertas de una nueva versión de la Feria de las Flores, a escasos dos meses y medio. Se desconoce si la Concesión Túnel Aburrá Oriente ha continuado con las explosiones porque, aunque hay mesa de trabajo no se le está haciendo seguimiento al tema. Valga decir que la comunidad de estos otros sectores, diferentes al central, insiste en las averías, en que se siguen escuchando explosiones y en el temor por las fallas en sus viviendas.
Hay diferencia en la atención y el tratamiento, eso se ve. Y guardadas las proporciones, de nuevo, habría que preguntar si hay ciudadanos para emergencias de categoría 1 y otros para emergencias de categoría n, que puede ser cualquier otro número y no son prioritarias. Puede haber distinción en el estrato, tal vez. O acaso influye el limbo de la jurisdicción que impacta a Santa Elena y todas sus dinámicas (actividades y población contenidas en un territorio que hace parte del mapa de cuatro municipios: Medellín, Envigado, Guarne y Rionegro), que hace que la Alcaldía de Medellín decida responder por el pedacito que le corresponde y no se arriesgue a concertar con la Gobernación de Antioquia y los otros tres municipios la atención a una población que se socializa e interactúa en la zona como si fuera el mismo territorio, sin distinción de límites.
Lo otro, y es tal vez lo más preocupante, es que cada entidad nombrada como posible responsable, aproveche la confusión para sacarse en limpio y evadir responsabilidad (sin evidencias aún), pues ahora resulta que nadie tiene nada que ver. Por eso es urgente que se hagan más estudios, no sólo en la parte central, sino en las demás veredas afectadas con el apoyo de todas las entidades involucradas y producto de la concertación de esa mesa de trabajo que se conformó, para lograr conocer a ciencia cierta las causas de lo que hoy afecta a Santa Elena. Pero también es crucial que el acompañamiento a los afectados sea de primera categoría como en otras zonas de la ciudad, no importa que para eso haya que concertar con distintas autoridades. De nuevo, ahí dejamos la inquietud.

Un comentario en «Tanta diligencia para BernaVento, tanta lentitud con Santa Elena»

  • el 3 mayo, 2018 a las 10:24 am
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    Hace unos años, cuando estaba activa “la pelea” para que no se hiciera cierta obra, salí al parque un domingo, día de trueque… y de tertulia con algunos vecinos del corregimiento.

    Entró a colación el tema de la obra de marras, estaba presente un líder comunitario, y sugerí una acción que pondría a pensar, sino a temblar, a los de abajo, a los del fondo del valle (de Aburrá): Muy fácil – dije – que este año no se haga desfile de silleteros como señal de protesta…

    «¡Noooo!», exclamó el líder comunitario, “los silleteros reciben unos millones por su desfile…”

    Ahora pregunto, como pregunté entonces: ¿esos millones de menuda que recibirán los silleteros serán suficientes para reparar o quizá reconstruir sus casas?

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