De cómo disipar para restar importancia y otras lides…

Hay muchas maneras de invisibilizar asuntos, de generar indiferencia o minimizar. No verlos, no hacerlos evidentes, no volverlos a mencionar, no informar, no recordar, que nadie se vuelva a acordar de ellos. En tiempos de Mundial de Fútbol, esto es mucho más dramático, si se tiene en cuenta que el planeta entero vibra, come y respirará fútbol hasta el 15 de julio. Esto si, además, con las bendiciones del Altísimo, Colombia pasa a cuartos de final, habrá más de una excusa para paralizar la vida nacional. Hoy 2 de julio, cuando escribimos este editorial, aún no sabemos si nuestro tricolor nacional pasará a cuartos de final, luego del partido contra Inglaterra, previsto para este 3 de julio.
Volviendo al tema de la invisibilidad, hay un dicho muy famoso que dice ‘confunde y reinarás’. Y no hay mejor manera de confundir que cambiarle de hora a un evento. La gente a la que se invita jamás sabrá cuál es el horario correcto y, gracias a la confusión, no asistirá. Si esa es la intención, se logra al 100% el objetivo. Hay que decir que a veces pasa por mera casualidad, pero hay otras en las que la intención de bajarle intensidad al tema se hace muy a propósito para que la gente se canse, se desmotive y le reste atención al asunto.
Eso ha pasado con el tema de las grietas en diferentes lugares del corregimiento y las diversas comisiones o sesiones del Concejo para analizar la problemática. El Concejo de Medellín programó una Comisión Accidental el 13 de abril, en la Institución Educativa Santa Elena. Esa se realizó y es, hasta ahora, la única que se ha llevado a cabo, con buenas conclusiones. También hay que decir que, con esos resultados de aquel 13 de abril a esta fecha, 2 de julio, no ha pasado mayor cosa. (Vea: Santa Elena no está sola… pero, aún, sin respuestas).
Para el 30 de mayo se haría otra Comisión Accidental, en Santa Elena, cancelada casi a última hora, porque “no había informe de la Comisión Técnica” que se conformó para estudiar estos temas.
La siguiente sesión se convocó para el 3 de julio. Primero se dijo que sería una sesión descentralizada, prevista para las 9 de la mañana, en la Institución Educativa Santa Elena, cuyo tema era “Problemática estructural del territorio del Corregimiento de Santa Elena”, según fue citada y se decía en la invitación que asistirían funcionarios de las dependencias involucradas, a saber: Dagrd, Isvimed, EDU, Corantioquia, Secretaría de Infraestructura de Antioquia, Concesión Túnel Aburrá Oriente y secretarías de Gestión y Control Territorial y de Seguridad y Convivencia. Posteriormente, se informó que la sesión ya no era descentralizada, sino que se realizaría en el Concejo de Medellín, a las 3 de la tarde del mismo 3 de julio.
Esto generó un primer sentimiento de desazón entre diversos sectores de la comunidad, no sólo por el cambio de lugar, sino de hora y además de tema. El asunto ahora ya sólo era el de las grietas. Con aquello de ‘problemática estructural’ muchos ciudadanos entendieron que serían varias dificultades del corregimiento las que se tratarían en esta sesión (no son pocos los problemas de Santa Elena que requieren vigilancia y seguimiento).
Una vez se supo que Colombia estaba en octavos de final y que jugaría con Inglaterra el mismo martes, 3 de julio, a la 1 de la tarde, nuevamente la sesión fue movida, esta vez para las 5 de la tarde del mismo día. En este punto, como se lo manifestaron algunos santaelenenses a este medio de comunicación, ya existía un malestar combinado con indignación por el cambio de lugar, de hora y además de tema. Esperemos que esta sesión sí tenga una buena concurrencia, pues es justo la reunión en la que la Comisión Técnica (aquella del 13 de abril) entregará el informe técnico sobre la situación de las grietas.
Pero hay que ir al fondo del asunto. No es un simple cambio de hora y lugar. Se trata de algo que ya no interesa. Mientras menos bulla, atención se le ponga, mejor, se va olvidando, dirán ‘ellos’. Ellos ¿quienes? La institucionalidad, los miembros de la Comisión Técnica que estudia, los causantes (éstos sí que deben estar riéndose con el olvido).
Y los desalojados, bien, gracias. Unos, rogándole a Dios para que todo se resuelva sin mucho tropiezo, que no haya que pelear mucho ni recordar las indemnizaciones que deberían estarse considerando; algunos otros, viendo como renacen en otro sitio en mejores condiciones, pero en silencio también; otros, tranquilos porque con sus abogados y ‘su gente’ resuelven, sin pensar que hacen parte de una comunidad que está a la expectativa sobre cómo se solucionará el asunto, entre otras porque afecta uno de los bienes más preciados del corregimiento, la iglesia; otros más, callados, aguantando y esperando que los responsables les atiendan sus quejas y reclamos como gritos silenciosos en medio del desierto y a los que nadie atiende y el resto, la comunidad de Santa Elena, esa que ni está afectada ni le interesa el tema, anestesiada con el Mundial, con los preparativos de Feria y con aquella sentencia tan mencionada en Santa Elena cada año, ‘ojo, no diga, no hable, no denuncie, que ya viene Feria y se nos afecta el turismo’.
Y así con todos los temas de interés del territorio, una desidia y una apatía tan hondas y profundas que ayudan a que en Santa Elena pase cualquier cosa, lo que sea, sin que la comunidad (esa que vive en el corregimiento, lo habita, lo quiere, supuestamente, y usufructa todos sus bienes paisajísticos, culturales, de ocio y buen ambiente para vivir) se pellizque o peor aún, piense que los problemas se resuelven solos. En la unión está la fuerza y en la participación el motor, pero mientras la ‘comunidad’ de Santa Elena no se mueva, las estrategias para disipar, desde otras esferas, lograrán impecablemente su trabajo y cada problema irá pasando al olvido, con varios metros de tierra encima como el anterior. Es sólo recordar qué pasa con cada dificultad que vive el corregimiento, una es sepultada por la que sigue y así sucesivamente hasta desaparecer en el tiempo. Falta de solidaridad que no le hace ningún bien al territorio y mucho menos a sus habitantes. Habrá que esperar a que las problemáticas corregimentales afecten a todos y cada uno de los 18 mil habitantes para lograr que, ahí sí, se muevan todos por todos.

Un comentario en «De cómo disipar para restar importancia y otras lides…»

  • el 3 julio, 2018 a las 8:17 am
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    Qué buen artículo, descripción precisa de lo que suele suceder con los problemas en el corregimiento de Santa Elena, exactamente sucede hace más de 20 años con los olores ofensivos que genera la producción de abono orgánico en la champiñonera y los perjuicios que generan

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